kurtz o la luz de los oscurecidos

Kurtz no estaba loco. No podía estarlo. Sin embargo, este epíteto que caracterizole no era casual: Kurtz era "el blanco solitario que de pronto le daba la espalda a las oficinas principales". Ergo la locura. Desobediencia como locura. Locura como desobediencia. Locura unidireccional: es loco quien desobedece, quien da la espalda. Y Kurtz lo sabía.
El corazón de las tinieblas no es el África. África no es oscuro; en todo caso es oscurecido, oscurentado por la misma luz que viene a iluminar. Kurtz ve la cuadriculación de un supuesto salvaje, la coerción, la segmentación, la mutilación, el aflorar de un hombre económico, de un Homo Economicus, sin aroma, o más bien con olor rancio, con olor a podrido, con el color de la utilidad y de la eficacia, con el flamear incesante de la bandera del Progreso. Y sólo necesita unas pocas palabras para sintetizarlo todo: "¡Ah, el horror!¡El horror!".
Procuremos cortar los filamentos de la luz de la Razón, que, en lugar de iluminar, enceguece: el apocalipsis, ahora.

2 comentarios:

Fausta dijo...

Desdela razón enceguecedora, desde la locura investida de total sentido, desde el horror, somos todos hijos de Kurtz.

Carolina dijo...

Estamos todos locos!!!o quizas es mejor que los de arriba nos vean asi para no sentir culpa cuando nos aplastan. El horror cubrió el mundo entero...