sobre "todo lo que vi viendo la nada" (crítica al texto de fausta)

Si me permito escribir este texto es con la intención de hacer conocer un desplazamiento teórico que se concibe distinto pero nunca alejado del trabajo al que se hará referencia a continuación, un corrimiento de posición o diferencia analítica que se presenta como crítica, o más modestamente como una respuesta adecuada.
Permítaseme comenzar con lo siguiente: La nada no surge nunca. Es imposible para la nada que surja, que aparezca. Lo "nada", por definición, no es: lo que no es, lo que no hay; y, en consecuencia, nada puede decirse de la nada. Nada puede saberse de la nada. Nada puede hacerse con ella. No es posible para la nada decir, hacer. No puede decirse algo de la nada. Al decir "nada", incluso, estamos dando forma (formando) y cuerpo (corporizando) a aquello que no puede tener forma ni cuerpo, puesto que si pudiera, si tuviera, si fuera, sería; y la nada, no es. Al decir "nada" estamos ontologizando lo a-ontologizable. Y es acerca de esta ontologización de la nada sobre lo que se escribe, realmente, cuando se proposiciona "nada".
Decimos de la nada que no es. Luego, no podemos decir "la nada es ausencia", pues la nada, repito, no es. Ergo, la nada no es ausencia. Éste (si se me permite, y con el respeto y consideración que el artículo y su autora se merecen) es el error en el que se incurre. La ausencia es lo que no es o lo que no hay (pero) de lo que existe; es, si se quiere, una carencia, una falta, pero siempre de una existencia; es nunca una (la) nada. La nada es la negación del ser (el no-ser). La falta (ausencia, carencia) o su contrapartida, la sobra, es la afirmación de algo que es pero que no se tiene: la no-falta es una no carencia de algo; la no-sobra es un no excedente de algo, simpre de algo.
Por otra parte, la idea de valor también es siempre de algo: "no vale nada" o, lo que es lo mismo desde el punto de vista del habla "vale nada", es falso. La idea de valor implica una jerarquización de objetos, sujetos y conceptos en ralación a normas (morales, legales) y/o impulsos que, si bien no se desarrollará en este trabajo, es menester precisar: dicha jerarquización se concibe también (y como se desprende de lo antes argumentado) en términos de una existencia: "no vale nada", no somos nada", entonces, equivale a futilidad o nimiedad, a insignificancia, a "vale muy poco" (pero vale).
Por último, el cambio, el impulso generatriz de una transformación del actual orden de cosas, el pensar de otro modo, el pensamiento del afuera, de un exterior silente pero subsistente, periférico pero penetrante, es lo que queda por analizar (quizá en otro trabajo), y es con lo que, sin lugar a dudas, desde aquí se adhiere.

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