Ni guerra, ni locura, ni horror: razón

La mente "racional" es capaz de producir y organizar una guerra, la guerra trae aparejado el horror, el horror, en estos contextos, deriva en locura. Pero, ¿puede el horror, esa repulsión causada por algo terrible, derrocar las bases de la razón, al punto de "alterar las funciones cerebrales"1 y develar la locura? Según estas obras basadas en hechos reales, sí. Pero la razón (el motivo), no es tan sencilla, pues es ella misma (la razón, entendida como la facultad de discurrir, de reflexionar, de aplicar la inteligencia) la que socava sus propios cimientos (horror mediante) descubriendo, literalmente a la locura.
La razón, tiene la necesidad de explicar lo que produce, pero a su vez, no puede justificarse por si misma; (la razón porque sí) no encuentra argumentos que validen que fue ella misma la causante de dicho horror, dicha atrocidad. Por tanto se contradice, se resquebraja, se desmorona; deviene en locura.
¿Qué es la razón sino la locura justificada?
¿Contradictorio? No, lógico.
Es la necesidad de estructurar, de explicar, de ocultar aquel estadio intrínsecamente humano, virgen, puro, extremo, "peligroso".
Ellos dicen: "Hay que transformarlo, hay que "racionalizarlo", y si se resiste, hay que eliminarlo" Como a Kurtz. Vaya razón.
Willard/Marlow. Los protagonistas no nombrados. Los que no tenían nada que perder. Los desposeídos. Ellos que lograron navegar por aquellos ríos, cuyas tinieblas se asentaban en sus propios corazones. Ellos comandaron sus barcas de horror, flanqueados en una orilla por la razón, a la que hábilmente no cuestionaron, y en la otra por la locura, a la que palparon, pero no respondieron.
Su destino, su derrotero: Kurtz.
Para Marlow y Willard, Kurtz era más que una misión. Kurtz era la idea de Kurtz. El misterio de Kurtz. La contradicción de Kurtz. Su supervivencia se basó en el deseo de Kurtz, sin razón (o gracias a ella), y sin locura (o a través de ella). Él era el camino, la guía. Catarsis.
Ah! El horror, el horror... el horror enmarca estas obras, las delimita, pero tanto Willard como Marlow, lograron cristalizarlo dentro de la rutina, lograron asimilarlo, casi al punto de fagocitarlo; prefirieron convivir con él a confrontarlo, pues ello habría implicado confrontar a la razón, que al no tener respuestas, sería igual que confrontar a la locura que le da sentido.
La razón, es la locura justificada, y el horror, en este caso, es la coartada de la razón, cuya razón, es la locura misma.

1: Significado extraído del Diccionario de la Real Academia Española

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