Despertares diacrónicos

Tic...tic...tictictikitikitikishhhhhh....
Una cortina de agua se zambullía con vehemencia amurallando la puerta de Franklin. Y todas las demás puertas, claro. Gota a gota, los salpicones humedecían mis zapatillas, y una bufanda ventosa me envolvió el cuello, y me revolvió el pelo. Levante la vista. Me arropé entre las fútiles solapas de mi sobretodo, escupí un vago resoplido alentador, y me libré a la tormenta.
Comenzando por encontrar un posible puente (en este caso, una pequeña raíz) supe que la ida al subterraneo se combertiría en juego y danza; o, porqué no, en una presentación clownesca de una acróbata arrepentida.
Saltimbanqui de las baldosas, equilibrista de los cordones, sobrevolè los charcos en la inmediatez de la velocidad, revotando entre las piedras con la ligereza de una bailarina al compás de una orquesta de chapa, que traducía desde los tejados el dialecto urbano del agua y del viento. Las hojas en los árboles también danzaban y se contorsionaban, quizá, intentando imitar mi carrera evasora de cuanta gota amenazara atentar contra las telas aún secas, pero temerosas de tanto arrebato.
¡Gracias, a los balcones que repararon mi falta (arrepentida-mente intencional) de paraguas! Pero aún resguardada, no olvidé que el agua trae consigo astutas tretas. Escondida entre los baldosines sueltos, ésta espera la detonacion de algún pie distraído para embestir violenta contra las botamangas, y ella también se divierte en su muerte de gabardina o corderoy.
Luego de intrincados giros y balanceos, me clavé en el cordon de la avenida, retraída por la falta de improvisados techos, jardines de los pies capitalinos.
Esperando la aprobación del semáforo, levanté la vista luego de no haberla ampliado mas allá de mis pies, y fué como si el cielo no hubiera sido techo hasta ese momento, en el cual contemplé la magnitud del mundo en lo más precario de mi visibilidad: media cuadra.
La sensacion repentina de apertura y visión. La batalla se desataba en las alturas. Inmutarme, querer mimetizarme en el itinerario de las kamicases iluminadas, mas bien, atravezadas por la luz, despuntándola como caireles, y admirar, por un segundo, los pedacitos de cielo que con una especie de paz violenta se brindaban con esplendor al aire, estrellandose en el asfalto, en los autos y en las caras, en mi cara, que con tanta paz violenta como las gotas, se dejó abrir a la claridad de esa noche, en medio de tanta negrura diurna.
La eternidad de ese segundo todavía perdura. Lo bellisimo de un imaginado beso en esa esquina. Lo perfumado de una gota resbalando en algún cuello mojado...
No extrañé tanto al sol.
Debía cruzar para llegar a la caldeada fauce del subte. "Dicen que al correr uno se moja más que al caminar", pensé. Pero la impaciencia... pero creer que más rápido es mejor...
Di cuenta de que en realidad no había necesidad de correr, ni de caminar, sino de levitar. Quería hacerlo. Entonces levité; despegué cada uno de mis pies, suavemente, paciente, y me deslicé al otro extremo de la calle, tranquila, pues ya no había agua que me moje, ni viento que me tumbe. Todo era una idea. Un ideal de lluvia, de viento, de tacto. Todo en mi cabeza. Pero afuera.
Si no quiero, la lluvia no moja; si quiero, el viento acaricia mi rostro, sin rasguñarlo.
Descendí en la otra orilla. Aliviada, alivianada.
Apaciblemente, deslicé mis pies volantes sobre los escalones, y mientras desaparecía para el exterior, me dije: "ahora, quiero sentir la lluvia".

Adaptación personal de un texto de Vladimir.
Gracias!

Metamorfosis

Antes de abrir los ojos ya sentía un sabor raro en mi boca, en mi piel. Luego de un momento me di cuenta que no podía respirar, y con mis manos escarbé hacia arriba, hasta encontrar la superficie. Sorprendentemente, no me fue difícil llegar a la superficie, como si nuevas fuerzas se hubiesen instalado en mí luego de un largo descanso. Después de unos segundos abrí los ojos, para encontrarme con la figura de una mujer. Sus ojos penetrantes observaban maliciosamente, y una sonrisa insana se dibujaba en su rostro, en el momento preciso en que comencé a sentir que me ahogaba. "No intentes respirar, ya no lo necesitas" exclamó entre risas aquella criatura, de piel extremadamente blanca. "¿Te gustan los jazmines? Yo planto jazmines, pero siempre mueren... todo lo que pongo en la tierra se muere" exclamó con voz melancólica. De pronto, sentí una furia arrolladora, y una sensación de hambre se apoderó de mí. Mis dientes me dolían, y la tierra ya no tenía sabor. Ella acercó a un niño, tal vez de unos diez años, que tenía sujeto por el cuello. La criatura lloraba por su madre, y eso me produjo una extraña satisfacción. Aquella mujer que me recibió me dijo "ya sabes lo que hay que hacer". Con una sola mirada al crío implorante, bajé bruscamente mi cabeza y mis dientes se hundieron en su cuello.
El dulce sabor de su sangre pasando por mis labios me hizo sentir completamente en paz. Aquella bebida resultó ser uno de los más preciados tesoros que jamás había tocado, pero duró poco. Al pasar unos cuantos minutos, cayó muerto como una marioneta. Comprendí entonces que aquella mujer guiaría mis pasos a través de los días. Entendí que la amaría con locura, incluso cuando ese sentimiento estaba negado a los de mi clase. Levanté mi vista, pateé al cadáver con cara de susto, y tomé su brazo. “Voy a llamarte Jean-Pierre. Y yo, Andrómeda”. Abrió entonces la puerta y salimos hacia la noche expectante.

As de Corazon¿es?


Siempre voy a los mismos lugares pero siempre trato de no pisar las mismas baldosas, aunque también esto pueda ser una obsesión y lo complicado que es a veces mirar arriba de mis pestañas, donde creo que sentadito estás.
Solo veo tus pies balanseándose frente a mis pupilas, y espero a que algún día tus cordones se desaten; desear que tropieces, caigas y pueda verte, y pobre de tu rodilla, curar tu frutilla; pero no, nunca.
Y es que a veces me cuesta tanto encontrate que me molestas por que me molesta que no te moleste, y que no me veas o que no lo demuestres, que vamos! que no lo sé siquiera!
Por que porqué me estructuro tanto sobre cartas que con un suspiro se derrumban, que sé que se derrumbarán, pero que son lo único que tengo para construir, construir una idea de viento, una idea de cuerpo, una idea de unidad, de totalidad, de brazos, pero que siempre se desgarran por que mis cartas, por que tu viento, por que abrieron la ventana, y nadie suspiró más que mi espada, pero tampoco nadie (vos) cantó "¡quiero retruco!" y que todo lo que tengo sean las ojaldradas esperanzas con dulce de leche, de que un día te des vuelta, quieras darte vuelta y encontrarme, y que yo esté ahí, y que estemos ahí, pero como ladrillos, no como cartas.
Pero dale! que tanto no puedo esperarte (por ahi no quieras ser esperado, quizas no esperas que alguien te espere, tal vez sea mi elección, puede que sea mi reproche) porque vivir de la incertidumbre desespera, mas bien arde, como cuando te acercas tanto al fuego que crees que ya no es pero que nunca dejó de ser, y te quemás (¿porqué hablo en segunda persona?) y me quemo, y otra vez se me voló el mazo, pero de un desvelo.
Arremeto un suspiro contra mi flequillo, y arrodillada en el piso, junto las cartas dispersas.
Vamos de nuevo (¿plural?)
Mejor espero...
Listo.

In - Finito

Y leí: "te quiero nena, simplemente". Fue entonces que me detuve en medio de mi cama, y bajo la marañita de finos pelos que dicen recubrirme, reconté cuántas formas hay de querer. Y cuántos quereres hay en formas. Simple: tantos como cuantos quereres haya en formas y como cuantas formas haya de querer. Seguí revoloteando entre las sabanas.

Faringitis

Es mientras estoy en el calor de mi hogar cuando la siento, esa sensación de piel quemando, como si fuera a estallar en ampollas cada segundo que pasa. No hay agua suficientemente fría que calme ese fuego, ni hay sábanas suficientemente pesadas para calmar esa helada que me corre por los huesos.
Por supuesto, que la piel me parezca de cartón hirviendo no es lo único. Mi garganta está invadida, mi cabeza organiza una pelea de bandas en su interior, y mis manos, entumecidas, titilan.

Mariposa

¿Querrá alguien llevarme flores?
A la que fuí, o a la que soy.
A la que lamenten más; a mí igual me dá.
Si hay alguien, por favor, que no sean claveles.
Me huelen a muerte, y ya tengo las semillas de mis próximos nacimientos.
Que sean jazmines, si no es mucho pedir.
Y fresias si es posible; coloridas y perfumadas fresias...
Tal vez hagan más amena mi estadía en mi.
O a la que se fué.
O a la que será.
A alguna de nosotras.
Gracias.

Mausoleo

En el acallado vagón, me siento sobre mis tumbas.
En un lenguaje interior, se desprenden desfasados mis sentidos.
En mí reposan mis ojos, mis manos, mi nariz, mi boca, mis oídos.
¿Y ese silencio?
Soy yo recordándome, y sumida en mi oscuridad encendida, me miro, me toco, me huelo, me hablo, me escucho.
En mi fiesta negra, innumerables voces invocadas se alternan ebrias, y de tanto en tanto, se desprenden del viejo, enmohecido lenguaje del amor, sílabas impronunciables, inentendibles, y una lágrima que no rueda.
¿Y ese ruido?
Soy yo silenciándome, en un palpito en el que soy viaje (de ida), maleta (vacía) y camino (sin destino), en el que me planeo, me guardo, me recorro, intentando no desaparecer en el beso que no fue.
En el silencio del vagón me reconozco, me encuentro.
¿Y ese grito?
Soy yo renaciéndome, orándome en mi vagón silenciado por mis muertes.

La Nada

Discutir sobre la nada es como el cuento de la buena pipa (algo muy tedioso por cierto) ....
La nada es un estado...La nada es la muerte atea.

sobre "todo lo que vi viendo la nada" (crítica al texto de fausta)

Si me permito escribir este texto es con la intención de hacer conocer un desplazamiento teórico que se concibe distinto pero nunca alejado del trabajo al que se hará referencia a continuación, un corrimiento de posición o diferencia analítica que se presenta como crítica, o más modestamente como una respuesta adecuada.
Permítaseme comenzar con lo siguiente: La nada no surge nunca. Es imposible para la nada que surja, que aparezca. Lo "nada", por definición, no es: lo que no es, lo que no hay; y, en consecuencia, nada puede decirse de la nada. Nada puede saberse de la nada. Nada puede hacerse con ella. No es posible para la nada decir, hacer. No puede decirse algo de la nada. Al decir "nada", incluso, estamos dando forma (formando) y cuerpo (corporizando) a aquello que no puede tener forma ni cuerpo, puesto que si pudiera, si tuviera, si fuera, sería; y la nada, no es. Al decir "nada" estamos ontologizando lo a-ontologizable. Y es acerca de esta ontologización de la nada sobre lo que se escribe, realmente, cuando se proposiciona "nada".
Decimos de la nada que no es. Luego, no podemos decir "la nada es ausencia", pues la nada, repito, no es. Ergo, la nada no es ausencia. Éste (si se me permite, y con el respeto y consideración que el artículo y su autora se merecen) es el error en el que se incurre. La ausencia es lo que no es o lo que no hay (pero) de lo que existe; es, si se quiere, una carencia, una falta, pero siempre de una existencia; es nunca una (la) nada. La nada es la negación del ser (el no-ser). La falta (ausencia, carencia) o su contrapartida, la sobra, es la afirmación de algo que es pero que no se tiene: la no-falta es una no carencia de algo; la no-sobra es un no excedente de algo, simpre de algo.
Por otra parte, la idea de valor también es siempre de algo: "no vale nada" o, lo que es lo mismo desde el punto de vista del habla "vale nada", es falso. La idea de valor implica una jerarquización de objetos, sujetos y conceptos en ralación a normas (morales, legales) y/o impulsos que, si bien no se desarrollará en este trabajo, es menester precisar: dicha jerarquización se concibe también (y como se desprende de lo antes argumentado) en términos de una existencia: "no vale nada", no somos nada", entonces, equivale a futilidad o nimiedad, a insignificancia, a "vale muy poco" (pero vale).
Por último, el cambio, el impulso generatriz de una transformación del actual orden de cosas, el pensar de otro modo, el pensamiento del afuera, de un exterior silente pero subsistente, periférico pero penetrante, es lo que queda por analizar (quizá en otro trabajo), y es con lo que, sin lugar a dudas, desde aquí se adhiere.

Fundamentalismo Futbolero

Llueven piedras.
Brotan golpes.
Vuelan balas.
Arden banderas.
Los cuatro elementos tergiversados. Humanizados.
¿Humano naturalizado? O ¿naturaleza humana?.
Ninguna; la naturaleza es sabia y el humano se autoedesterró de ella procurando superarla.
El humano, ya no se rige por instintos.
El humano "razona". Pero olvidó que podía razonar su propia selva.
¿Alguien llama a estos acontecimientos supervivencia natural?
¿Supervivencia del humano sobre el humano?
En la naturaleza no hay violencia, hay instinto de supervivencia.
Y esto no es supervivencia. Esto es super-violencia.
La violencia racional, que todo lo inunda, todo lo arruina y se lo lleva en el fragor de su marea.
Lo que "sobrevive": vestigios de un arrebato predecible.
Aquellos que lo predijeron y no hicieron nada:
ARGENTINOS!!!
"¿Matar o morir? ¿Qué preferís?. ¡Es la ley de la selva, pibe! Ya estas acá, vancatela y va´ va´ vamo´ a jugar!"
Y cabisbajos se persignan al entrar en la cancha. Mi mama se persigna por los que van a mirar.
El dios Hades se regocija. Los que vienen a morir lo saludan.
¿En qué nos convierte una camiseta?
Los símbolos. Diferenciación + racionalismo = destrucción.
Verdes desesperanza arrasa.
Rojo sangre corre.
Negro muerte llega.
Y a la San Fasón, FUISTE! El dedo de la muerte te eligió.
Y ahora vas con el cuello partido de un piedrazo, entre lo que es y podría haber sido.
Fanatismo destructivo.
Fundamentalismo futbolero.
La mafia de los campos.

Todo lo que ví, viendo la nada

Si usted creía no tener nada, llénese de éste todo.
Si usted creía tener algo, vacíese ésa nada.
(faaaahh!!!)

Recomendado para poseedores compulsivos, posible efecto contraproducente.

Todo comenzó en una trasnochada, luego de estudiar, pero teniendo, curiosamente, esa sensación de vacío.
Quería escribir algo, pero mis hojas seguían esperando ser escritas, y yo seguía esperando un soplo de inspiración para escribirlas. Pero no surgía nada. Aunque... (y una vez aquí, ya no pude detenerme).
Releídas éstas líneas, líneas que ya estaban trazadas sin un fin aparente, caí en la cuenta de que sí estuve escribiendo sobre algo: sobre el hecho de que no tenía nada por lo cual escribir.
Pero, entonces, me pregunté: ¿No sería la nada, en este caso, algo?
Generalmente, se entiende como NADA un vacío, una ausencia, una falta de algo o alguien (o “algos” o “alguienes”).
Planteada la cuestión, volví a formularme (y hete aquí el revuelo):
-¿Por qué cuando nos falta algo decimos: “me falta algo” (y no, nada)?
-¿Por qué cuando no nos falta nada decimos: “no me falta nada” (y no, algo)?
Me falta el algo, pero no me falta la nada. Mmmmmm... vaya cuestión.
Dadas las interrogantes, comencé por reformular el concepto de NADA, ya que, como quedó demostrado, la nada no es nada, evidentemente es algo; es ese algo que falta, y que cuando deja de faltar, es decir, cuando lo poseemos, se vuelve a convertir en nada. ¿Problema retórico? claramente, pero no cabe duda que de base socialmente económica. Generalmente, se encapsula a la nada dentro del habla, casi instintivamente, en la negación entre la falta y la sobra. En otras palabras, y ante el dicho:
“NO ME FALTA NI ME SOBRA NADA”
(¿y ahora?) entiendo que:
-en el caso de la NO falta, se posee toda la nada necesaria;
-en el caso de la NO sobra, desposeemos un resto de nada.
Y digo que es posible únicamente negarla (a la nada), pues su afirmación sería semántica, gramatical y empíricamente ilógica (y ni pensar imposible): uno mismo, no anda comentándole al vecino: “vecino, tengo que decirle que sí, me falta y me sobra nada” (aunque en una formulación poética –y volátil, como los poetas- ésta posibilidad podría reverse).
En fin, usted se preguntará a qué quiero llegar con todo esto, pero lamento desilusionarlo, pues como ha observado al comenzar el texto, no cabía ningún objetivo posible, pues me había propuesto, sin nada, hablar de la nada, arriesgándome, por supuesto, a no llegar a ella.
Tal vez usted creyó llegar a algo con él (el texto). Tal vez lo haga y yo lo desconozca (si es así, hágamelo conocer, no sea egoísta). Tal vez el propósito sea llegar a algo con nada. Quizá sea a la posesión de ese algo a lo que yo quiero llegar. Tal vez haya que cuestionarse si las posesiones que poseemos (valga la diplomacia gramatical) significan algo para nosotros, o nada; o si sea correcto hablar de posesiones, dado que es la concepción de valor (subjetiva) que tenemos sobre ellas la que determina justamente el valor (valga –otra vez- la bendita diplomacia gramatical) de ese algo (o esa nada) para nosotros, (vamos de vuelta, más facil:) es decir:
“poseo algo, porque para mi lo vale, aunque para otro no valga nada”.
La nada, el algo, el todo, pertenecen al idioma cuantificador, tanto como lo es el valor; idioma propio del capitalismo (base económica a la cual me remití antes, y que obviamente, afecta al habla, pues se habla de otra manera, se habla desde la posesión) y su necesidad de administrar cuanto tiene, y de poseer cuanto le falta (para luego transformarlo en nada, y continuar así el proceso en cadena, cíclico, industrial, infecundo al fin y al cabo, innato en las reglas del capital).
Luego de intentar indagar sobre toda ésta cuestión, cabió la idea (sí, otra más, todavía mi cabeza funcionaba) de preguntarme:
-¿Qué pasaría entonces si dejáramos de pensar y hablar de posesiones?, ¿dejaríamos entonces de pensar y hablar de nada?
-Y si fuera así, ¿empezaríamos a pensar y a hablar de verdad? (Mmmm, huelo a revolución...)
(y ahora viene la larga...) ¿Y si nos desposeyéramos ahora de cuánto en realidad no es nada, para que nada ni nadie nos posea y nos convierta en la nada que quieren que seamos (o que ya creen que somos)?
Sería un pequeñito cambio en la forma de pensar, de actuar, de vivir; de reconocernos como iguales, y ahora si realmente libres, libres de toda posesion que nos ate. (Mmmm, si, revolución con claridad, que rico!)
Para algunos no somos nada; ni siquiera somos eso (lamentable pero no indefendible realidad). Pero lo cierto es que, para su desgracia (la de ellos, por supuesto), su noción de valor y de posesión no nos asusta, no la compartimos; pues, efectivamente, no somos nada ni algo que puedan o no poseer, somos alguien, somos “alguienes” quienes podemos desposeerlos a ellos.
Propongámonos ser todo, todos; y no poseer todo, algunos. Que el término no os confunda, ser no es poseer, puesto que sino, al fin de cuentas, no seremos alguien que vivió, sino algo que nunca lo hizo.
Creo ahora haber llegado a algo; mejor dicho, espero haber llegado a alguien.
Pensar que antes de escribir este texto creí no tener nada; efectivamente, así lo era, sólo que la nada puede utilizarse; mire todo lo que hize con ella!!!
Inténtelo. Se va a sorprender de todo lo que puede hacer con nada.

Creo en nada, creo en su todo.

Sensación

Hoy me pregunto, como un Hamlet del siglo XXI, si la cuestión está en el ser o en el no ser...

"To die, to sleep, no more."

Ni guerra, ni locura, ni horror: razón

La mente "racional" es capaz de producir y organizar una guerra, la guerra trae aparejado el horror, el horror, en estos contextos, deriva en locura. Pero, ¿puede el horror, esa repulsión causada por algo terrible, derrocar las bases de la razón, al punto de "alterar las funciones cerebrales"1 y develar la locura? Según estas obras basadas en hechos reales, sí. Pero la razón (el motivo), no es tan sencilla, pues es ella misma (la razón, entendida como la facultad de discurrir, de reflexionar, de aplicar la inteligencia) la que socava sus propios cimientos (horror mediante) descubriendo, literalmente a la locura.
La razón, tiene la necesidad de explicar lo que produce, pero a su vez, no puede justificarse por si misma; (la razón porque sí) no encuentra argumentos que validen que fue ella misma la causante de dicho horror, dicha atrocidad. Por tanto se contradice, se resquebraja, se desmorona; deviene en locura.
¿Qué es la razón sino la locura justificada?
¿Contradictorio? No, lógico.
Es la necesidad de estructurar, de explicar, de ocultar aquel estadio intrínsecamente humano, virgen, puro, extremo, "peligroso".
Ellos dicen: "Hay que transformarlo, hay que "racionalizarlo", y si se resiste, hay que eliminarlo" Como a Kurtz. Vaya razón.
Willard/Marlow. Los protagonistas no nombrados. Los que no tenían nada que perder. Los desposeídos. Ellos que lograron navegar por aquellos ríos, cuyas tinieblas se asentaban en sus propios corazones. Ellos comandaron sus barcas de horror, flanqueados en una orilla por la razón, a la que hábilmente no cuestionaron, y en la otra por la locura, a la que palparon, pero no respondieron.
Su destino, su derrotero: Kurtz.
Para Marlow y Willard, Kurtz era más que una misión. Kurtz era la idea de Kurtz. El misterio de Kurtz. La contradicción de Kurtz. Su supervivencia se basó en el deseo de Kurtz, sin razón (o gracias a ella), y sin locura (o a través de ella). Él era el camino, la guía. Catarsis.
Ah! El horror, el horror... el horror enmarca estas obras, las delimita, pero tanto Willard como Marlow, lograron cristalizarlo dentro de la rutina, lograron asimilarlo, casi al punto de fagocitarlo; prefirieron convivir con él a confrontarlo, pues ello habría implicado confrontar a la razón, que al no tener respuestas, sería igual que confrontar a la locura que le da sentido.
La razón, es la locura justificada, y el horror, en este caso, es la coartada de la razón, cuya razón, es la locura misma.

1: Significado extraído del Diccionario de la Real Academia Española

El ser humano teme a la muerte, sin embargo eligió vivir en el horror.

La muerte es el suceso más fuerte con que el hombre vincula el horror, es el sentimiento de desesperación, de vacío absoluto que le proporciona vivir en la nada. Es lo terrible, lo espantoso, de saber que todo termina.
Sin embargo, el hombre no tiene tiempo para la espera, y poco a poco va transformando la claridad de la tierra, la sinceridad de amar, compartir y disfrutar, en la oscuridad ocultada que el alma produce en la tierra. Lo vemos en las bombas, los atentados, la desnutrición, la guerra, la violencia, la locura, y demás atrocidades que por suceder periódicamente, y en diferentes espacios pareciera llamarnos la atención por breves periodos de tiempo y luego vemos como se disuelven en nuestra memoria para hacer lugar a un nuevo y terrible acontecimiento.
¿Realmente elegimos vivir así? ¿O alguien nos impone nuestra forma de vida?
Yo me sorprendo tanto en el horror de ver un anciano durmiendo en la calle, un niño juntando cartones, un adolescente aspirando de una bolsa, un adulto abusando de un niño, una niña vendiendo su cuerpo, ¿y cada cuanto me horrorizo de ver a un niño africano prácticamente sin carne? Será que esta tan lejano a mi, es tan diferente su color de piel y su lenguaje, tan diversas sus costumbres y tan insignificante su vida que considero que su tierra no es clara, en el no hay sinceridad para amar, compartir y disfrutar la vida.
Tan diferentes somos los hombres que no nos consideramos los uno a los otros. El hombre vive continuamente en el horror, porque continuamente en el mundo, aunque diferentes mundos, sufre el avance de la oscuridad, de lo absolutamente nada, vacío de sensaciones, vacío de alma, vacío de razón.


Kurtz: Es imposible que las palabras describan lo que necesitan aquellos que no saben lo que el horror significa. Debes amistarte con el horror, y el terror moral son tus amigos. De lo contrario son enemigos, y hay que temerlos”….. “Debes tener hombres con moral, pero que al mismo tiempo puedan utilizar sus instintos para matar sin sentir, sin juzgar. Porque lo que nos vence es jugar”

EL ALE

kurtz o la luz de los oscurecidos

Kurtz no estaba loco. No podía estarlo. Sin embargo, este epíteto que caracterizole no era casual: Kurtz era "el blanco solitario que de pronto le daba la espalda a las oficinas principales". Ergo la locura. Desobediencia como locura. Locura como desobediencia. Locura unidireccional: es loco quien desobedece, quien da la espalda. Y Kurtz lo sabía.
El corazón de las tinieblas no es el África. África no es oscuro; en todo caso es oscurecido, oscurentado por la misma luz que viene a iluminar. Kurtz ve la cuadriculación de un supuesto salvaje, la coerción, la segmentación, la mutilación, el aflorar de un hombre económico, de un Homo Economicus, sin aroma, o más bien con olor rancio, con olor a podrido, con el color de la utilidad y de la eficacia, con el flamear incesante de la bandera del Progreso. Y sólo necesita unas pocas palabras para sintetizarlo todo: "¡Ah, el horror!¡El horror!".
Procuremos cortar los filamentos de la luz de la Razón, que, en lugar de iluminar, enceguece: el apocalipsis, ahora.
como un poema enterado
del silencio de las cosas
hablas para no verme

A.P.

Desafinada

Allí donde me recuerda el frío
¡sola si he dormido!
He podido, he durado
huesos rotos reclaman:
¿Hasta cuando la escarcha?
El sol amaneció sin mis canciones
la luna no memora noches
Otro día vacío, sin luz ni nombre
clave de Sol razgada, pasado boreal
del futuro, unas pocas notas
presento nuevas cuerdas rotas (vocales)
trizteza en Do menor
y bis, bis, bis...
hasta que me pisen mis pies...
...o me salve una mano de uña larga.

Días contra el ensueño



"No querer blancos rodando en planta movible.
No querer voces robando
semillosas arqueadas aéreas.
No querer vivir mil oxígenos
nimias cruzadas al cielo.
No querer trasladar mi curva
sin encerar la hoja actual.
No querer vencer al imán
al final la alpargata se deshilacha.
No querer tocar abstractos
llegar a mi último pelo marrón.
No querer vencer colas blandas
los árboles sitúan las hojas.
No querer traer sin caos
portátiles vocablos."

Alejandra Pizarnik

Efímero

Y respiró. Mis ojos dieron un salto, y al mirar, todo mi yo se arrojó al vacío.
Sus pestañas como toboganes, astillan el techo y tocan el cielo con sus puntas; debajo, dos abismos negros se abren paso, tan profundos, tan desiertos de mi existencia.
Si tan solo yo... no.
¿Tendrán sus susurros nocturnos voz desmechada, discos sueltos, borra de café, cenizas de cigarro, ropajes sueltos, desnudos, entre la habitacion y su cabeza? ¿Tendrán?
Un propósito. Sus manos tienen un propósito. Porcelana tan fría.
Longilíneas, se extienden en la llanura de miradas mudas en el bagón, y se delimitan, se recortan, con dulzura y sin piedad; escriben historias, como ésta. Hablan por ellas mismas, y por él; y yo hablo de ellas por mí, para él.
En los confines de la tierra un niño llora, una flor se abre, ojos se cierran, letras se escriben, sangre fluye, y calor.
Aquí, él.
Allá, él.
Nunca, él.
Hasta que me baje del tren.
Siempre.

Camino turbio.

Hoy me quedé pensando mucho en vos, en las distancias que recorren tu mente de la mía, y los kilómetros que, lamentablemente, separan tu ser del mío. Noté desde que te vi una tristeza que no suelo ver, aún cuando hay muchas cosas que tenés que admiro, que me gustaría compartirlas con vos.
Podés pensar que no sale, y que te quedás y que no podés avanzar, pero yo estoy seguro que estás equivocado. Y cuando logres entenderlo y salir adelante, quiero que sepas que yo voy a estar esperando del otro lado, con los brazos abiertos, para darte todo el cariño que te está faltando.
No me gusta verte así.

Salud, dinero y amor

Es triste que para tener salud haya que tener dinero, y para tener amor...

joaquín y conrado (dos clichés en uno)

La escena transcurre en Buenos Aires. Son las tres de la tarde en las intersecciones Scalabrini Ortiz y Las Heras. Es un día de sol en primavera. Joaquín (a quien sus amigos llaman "Juaco") y Conrado (a quien sus amigos llaman "Conra") caminan calle abajo por Scalabrini Ortiz. Ambos visten trajes claros. Llevan sus sacos a cuestas, colgando del dedo índice en mano izquierda, sobre sus espaldas.
(Las voces de Joaquín y Conrado deben leerse con idéntica prosodia, como si fuera una sola voz la que habla).

Joaquín: -Qué clase más aburrida. Adam Smith es un embole.
Conrado: (Asintiendo) -Sí, bodrio total. Pero en el parcial entra seguro,
así que vamos a tener que estudiarlo, me entendés?
Joaquín: (Recordando) -¡Uuu! Yo todavía no pagué.
Conrado: -¿El qué?
Joaquín: -El examen.
Conrado: -Ah, yo tampoco, tenemos tiempo.
Joaquín: (Cambiando de tema y maravilado con lo que ve) -¡Qué buenos zapatos!
¿Son nuevos?
Conrado: -No, pero están recién lustrados.
Joaquín: -Eso se nota ¿Cuánto te cobraron?
Conrado: -Cuatro pesos.
Joaquín: (Alterado) -¡¿Cuatro pesos?!¡Carísimo! (Con ironía)
-Pero con qué lustra esa gente... ¿Con betún o con petróleo?
Conrado: (Sonriendo) -Y bueno... pero mirá cómo quedaron...
Joaquín: -La verdad que sí, están buenísimos-mal!
Conrado: (Repentinamente) -¿Dónde dejaste el coche?
Joaquín: -Acá a dos cuadras ¿Seguro no querés que te alcanze?
Conrado: -No, yo estoy acá nomás, es un toque. Voy al Club, hago un poco de pool,
algo de tenis, me pego una ducha y estoy listo, me entendés?
Joaquín: -Qué copado un chapuzón ahora...
Conrado: -Hablando de chapuzón ¿Dónde nos vamos de vacas este año?
¿Volvemos a Punta?
Joaquín: -'Staría bueno un cambio ¿Por qué no nos vamos a mi dpto en Pinamar?
Conrado: (Con complicidad) -O si no nos vamos a Mardel.
Joaquín: (Sonriendo y con sorna) -No, eso sí que no... Eso es Constitución con playa,
me entendés?
Conrado: -Tal cual, tal cual.

(Cruzan la calle en silencio. Suben a la vereda. Reinician el diálogo).

Joaquín: -Me contaron los chicos que te van a ascender...
Conrado: (Orgulloso) -Sí, de nuevo. (Con gracia) -Preparate eh,
porque en cualquier momento te paso a buscar en el Mercedes.
Joaquín: -¡A full!
Conrado: (Cambiando de tema) -¿Te vas un toque a lo de tu novia ahora?
Joaquín: -No, Cande ahora está en el Gym. Más tarde paso a buscarla
y la llevo a cenar al Restó al que vamos siempre,
acá en Palermo Hollywood, me entendés?

(Llegan a la cochera. Se detienen en la entrada).

Joaquín: -Bueno Conra... ¿Te espero el finde en la quinta entonces?
Conrado: (Con entusiasmo) -¡Ni hablar! Nos comemos un asadito con los chicos,
nos tiramos a la pile. (Dilatando cada sílaba): -¡Nos-des-en-chu-fa-mos!...
Joaquín: -¡De una!
Conrado: -Bueno chabón, te dejo, me entendés?
Joaquín: -Oka, me entendés?
Conrado: -Cuidate, me entendés?
Joaquín: -Dale, chau chau, me entendés?

FIN

el significado de la vida

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el feo

Él era feo, muy feo. Sus rasgos faciales, a los que me referiré en un momento, eran, en su palabra más justa y sincera, esperpénticos. Su contextura física armonizaba con su rostro casi caprichosamente, como si no puediera ser de otra manera. Su figura gallarda redundaba en una falsa esbeltez, esto es: él no era muy alto (ni muy petiso) ni muy flaco (ni muy gordo). Su nariz, que ante la mirada de cualquiera podría resonar como una alegre y musical tercera mayor, era más bien sosa, ni muy chica ni tan grande, ni muy respingada ni tan aguileña, ni muy muy ni tan tan. En perfecta simetría con la nariz se ubicaban sus dos orejas, tan insulsas como aquella. Poco podía decirse de ellas, solamente que se encontraban al costado de los ojos y dispuestas horizontalmente cuando el cuerpo se mostraba erguido. Para cuando llegué a observar su pelo, su forma y color, creía ya conocerlo. Comencé a dibujar mentalmente una casa, un arbolito en la entrada, una reja detrás del arbolito, y comencé a pintar todo de rubio: la rubia puerta, la rubia sala de estar, la rubia cocina, la rubia heladera, incluso a la comida la pinté de rubio. La "señora que limpia" (como gusta llamarle la rubia mamá del rubio hijo a la que en otros tiempos se conocía como la "sirvienta") no era rubia, pero a ella ni siquiera la dibujé, para no arruinar tan suculenta monotonía. Su piel era casi tan rubia como su pelo. Su pelo, casi tan rubio como su casa.
Restaba no mucho más que su boca y sus ojos; la frente tal vez, los mofletes o la falta de ellos. Su fealdad era (ahora y cada vez más) notoria, casi evidente. Fraudulentamente esbelto, era tan atractivo para otros como repulsivo para mí. Los ojos se presentaron contradictorios, aunque sólo por un momento, pues luego de un instante supe que su entereza y lozanía, esos ojos jubilosos y párvulos, no le correspondían en exclusividad sino que eran características tanto del niño como del octogenario, de la joven como de la abuela, tan de él como de todos. Así pues la contradicción se diluía: si los ojos no envejecen para nadie no había en él, como era de suponer, nada de portentoso.
Finalmente, quedaba entonces esa triteza latosa de color celeste, un color de ojos que combinaba fofo con sus rubias zapatillas, tosco con sus rubios pantalones, redundante con su rubia rubiedad.

chile en argentina (acerca de un recorrido semanal)

Fue la semana pasada, lo recuerdo como si hubiera sido la semana pasada. Luego de un monótono y extenuante viaje de 170 kms. puse pie en la ciudad que me vio crecer (si es que alguna vez me vio) y caminé a casa, como todos los viernes. En San Pedro las cuadras parecen cada una más larga que la anterior en la medida en que me acerco a dichas coordenadas. La ansiedad pretende correr a escondidas delante de mí. Y la explicación es fácil: mi vieja hace los mejores chorizos a la pomarola. Mi hermano, futuro esquizoanalista, siempre lo ha dicho: "si existe la objetividad, hela aquí", a lo que yo le respondo mecánica pero fervientemente: "de todas las subjetividades, esta es la más objetiva". Y créanme que lo creo.
En casa había otro estudiante de psicología, amigo de mi hermano e invitado a pasar el fin de semana con nosotros, nativo de Punta Arena, en el sur de Chile. Presentación mediante, y luego de un intercambio de preguntas rompehielo e introductorio, emprendimos el viaje más exquisito que un goloso puede desear: la comida de la vieja.
Con Cristian acostumbramos a (perdón, Cristian es mi hermano. Debí presentarlos antes: Cristian, el lector; el lector, Cristian). Ahora sí. Decía que con cristian tenemos la costumbre de ver una película cada vez que vemos una película. Así que después de la cena nos acomodamos en nuestras sillas y nos dispusimos a escuchar música (porque ese día no vimos ninguna película).
¿Keaton o Chaplin? Esa fue la pregunta de un sábado que amanecía a eso de la una de la tarde. El maquinista de la General sucedió al almuerzo y la respuesta fue tomando forma: ¡Cuántos colores pueden fugarse de una línea en blanco y negro!¡Cuántos gritos puede vociferar el cine mudo!¡Cuánto Keaton hay en Keaton!
En Inglaterra ya había pasado la hora del té. En San Pedro era la hora del mate. Y mermeladeando unas tostadas estuvimos hasta que mandamos al sol a dormir (era ya tarde para que anduviera merodeando si es que pensaba levantarse temprano al día siguiente). Anfitrionamos al huesped y salimos a pedalear las calles nocturnas. -"San Pedro es fotogénica" dijo. Y no pude más que asentir con cierta displicencia, ocultándole las mismas asimetrías que la ciudad pretende esconder al turista. No se tardó demasiado para darse cuenta por sí mismo que no todos los caminos son asfalto ni todos los hogares agua corriente.
Retornamos, y así una nueva cena, las pampas chilenas, un nuevo almuerzo, un cuarteto de cuerdas, los cerros jujeños, una vieja cena, y una más, otra vez otra película, y un par de etcéteras que son siempre interesantes.

Yo nose...

Yo nose... Lo que mas me impresiona son las cosas que sin merecerlo son comunes.. Me sorprende lo habitual, a veces, puede ser aborrecible.. Algunos lo tildan de masoquismo, otros de ignorancia, pero yo... nose, es algo increible..¿¿¿Como puede tanta gente mirar un programa tan monotono como Gran Hermano????? La vida no es para contarla, solo las experiencias extraordinarias son merecedoras de llamarse anécdotas..y..¿ algo extraordinario puede suceder entre gente que vende su vida por 30 segundos de fama? (está excento mi amigo el Roña que realmente tiene méritos) .... si no hay algo realmente interesante en la tele, apáguenla, seguro que un solitario pensamiento o una conversación con el prójimo va a ser mas productiva.

Servicio interrumpido

¿Se escucha ese silencio?
Serán tus pesadillas, son las voces de mi gente echando resto, sanando, revolucionan,
¡Luchando el presente!*

Y la gente sólo quería llegar a su casa.
Y ellos sólo quisieron llegar a su casa.

Latas de alcantarilla usadas, podridas, oxidadas, viajan sobre rieles; transportan como ratas a la gente, hacia las catacumbas de la ciudad amaneciendo. “Gente muy humilde” dijeron en TN...
Pero el día no termina cuando anochese...
“Servicio Interrumpido. Disculpe las molestias ocasionadas”
“¡Todos los días lo mismo!”
“¡Todos los días lo mismo!”
“Inesperada y sorpresiva reacción de los usuarios”
Evidentemente no eran “molestias” las que ocasionaron el “CAOS en Constitución” (19:22 hs.).
Pueblo susceptible el nuestro, que destroza una estación por no disculpar las molestias ocasionadas.
Pueblo violento el nuestro, que ejerciendo constante prostitución gratuita, decide al fin jactarse del manoseo y el ultraje. En Francia quemaron casi 400 autos, sólo porque no quedó electa la candidata socialista Royal. Pero claro, en Francia son del primer mundo, no son "gente muy humilde" y evidentemente, no permiten que sea "todos los días lo mismo".
“CAOS en Constitución” ¿Inesperada reacción?
“¡Todos los días lo mismo!”
“¡Todos los días lo mismo!”
Desde las 17:40 que los trenes no funcionaban.
“Un grupo enardecido provocó el caos”, fue una “reacción en cadena” (pero no olvidemos: acción, reacción, repercusión...): Primero las boleterías (que vendían boletos caducados de antemano), luego el Centro de Control (que de control, ahora solo tenía el nombre), luego la Oficina de Informes (que nunca informó –desde las 17:40 hasta las 19:20 hs- al ahora “grupo enardecido” porqué no iba a poder cenar con sus familias), y luego el reclamo, el silencio, el amontonamiento, los gritos, la bronca, las golpizas, mas silencio, mas bronca, y la moto, y el fuego, y la cana, y las piedras y el “Borombomboooom, borombombooom, el que no salta, es un botooon!!!”.
Repicó la furia en los pisos de la estación. (19:48 hs.)
“Parece un estadio de fútbol”. La acústica multiplicaba por miles las voces del "caos", mientras la arcada se la seccional policial era envuelta por un serpenteante dragón de fuego.
Soldados de plomo con cascos y escudos obsoletos, ahora se enfrentaban a vikingos legendarios, armados de indignada rutina imperecedera. Repiten: “gente muy humilde". Subestiman a los de abajo, ellos que solo quieren llegar a sus casas.
"¡A nosotros nos reprimen! ¡A ellos tienen que mandar en cana! ¡Tienen que estar de nuestro lado, no del de ellos!"
Basura tirada en el piso, "basura" salía de los trenes; pero basura se repliega, basura se esconde.
“Los trabajadores del Metropolitano siguen atrincherados”, pero por los mismos trabajadores que se cansaron de estarlo. El pueblo contra el pueblo. ¿Sorpresiva reacción? Enterate Telenoche. Era lo que buscaban.
Igual, “de a ratos parece calmarse la cosa” (20:10 hs. Aclaración: la “cosa” que parece calmarse de a ratos, son los trabajadores). Dicen que después de la tormenta siempre llega la calma; pero a nosotros nos sigue garuando finito.
Y entonces... ¿Qué pasa? “aún no parten los trenes” (20:42 hs.).
El público absorto, mira desde los alrededores y el palco. La “cosa” parecía calmarse, pero no: “está todo cortado acá”, “llegan más dotaciones de policías e infantería”, “la estación está rodeada, nadie puede salir”, "cientos de 'ellos' aún están en los andenes" (20:45 hs.). Todo por un “grupo enardecido” (¿grupo? ¿cuántos? ¿20 locos? Crónica lo desmintió, dijo claramente: "cientos de 'ellos'...").
Igual, quedate tranquilo, vos, gordito de traje, simpaticón, si, vos que ahora “estás en casa”, porque “el grupo de revoltosos ya fue desalojado”. Parecés inquieto. Consejo: sacate la corbata, que si la conciencia te deja, vas a respirar mejor.
“La reacción porque un tren no salía”. ¡Que barbaridad!. ¿Qué? ¡Mirá!: “Pese a los incidentes, sale una formación” (20:48 hs.) (¡¿Ahora?!) entonces, claro (conclusión): “el resultado de todo esto: destrozos, heridos, detenidos”.
Nos cansamos de ser los detenidos, nosotros somos los que estamos heridos; destrocemos de una vez a quien corresponda, y recién ahí veremos los resultados; porque aunque “lo normal es que el servicio sea deficiente”, nosotros no lo somos.
(¡ADVERTENCIA!) “Lo más grave, y lo más importante, es que no prendamos la mecha y encendamos el fuego”.
OH, OH! Tarde Tele-fé (?).
Servicio interrumpido.
Disculpe las molestias ocasionadas.

Fausta

*Fragmento de la canción: Piedras vs. Tanques - Ojos de Brujo
*Entre comillas se encuentran frases emitidas por los medios y por la gente ("la cosa") mientras transcurría el hecho y otras novedades que tenes que saber, antes de salir de casa (o intentar volver a ella...).

El "Roña" Castro en Gran Hermano


El chiquito y afrancesado Hernan Caire está pasando momentos de tensión en la casa, siendo el centro de los chistes, ante un Roña Castro que no le deja pasar una sola, y frente a la dupla dinámica de Mariana y Pachu (hacen mejor equipo que Batman y La Mujer Maravilla). La cuestión, es que “hernancito” mostró su lado femenino, cuidando hasta las cejas de sus ojos.
Es insoportable el pibe Caire, además de que está tan subido de fama, que se animó a enfrentarlo al Roña… (muy mala jugada ésa). Así, vemos el primer afectado por la convivencia. Por el otro lado, el Roña Castro se empieza a elevar como una figura en la casa, quien tampoco se salvó de la joda de Mariana y Pachu (están como locos!!!). Ambos le hicieron creer dos historias personales desopilantes, mientras el Roña, ingenuo, trataba de darles consuelo al mismo tiempo que le pedía más data a la dama que se confesaba.

El Ale

UN VIAJE A 5TO AÑO

Les dejo una pagina para que me acompañen en el viaje
Es un video-clip de los jovenes pordioseros interpretado por mis amigos y yo (yo soy el de la remera de Mickey)
Que locuras haciamos!
http://www.youtube.com/watch?v=7O1QsUO-log
EL ALE

Humor inteligente (Les Luthiers)


Algunas frases para inaugurar el blog:

Tener la conciencia limpia es síntoma de mala memoria

Los honestos son inadaptados sociales

El que quiera celeste que mezcle azul y blanco

Pez que lucha contra la corriente muere electrocutado

La esclavitud no se abolió, se cambió a 8 hs diarias

Si la montaña viene hacia ti, Corre Es un derrumbe

No soy un completo inútil. Por lo menos sirvo de mal ejemplo

Si tu novia perjudica tu estudio, deja el estudio y perjudica a tu novia

La verdad absoluta no existe y esto es absolutamente cierto

Mátate estudiando y serás un cadáver culto
EL ALE

Viaje de compras en una cinta transportadora.

Siempre te veo en el mismo lugar, mientras me paseo con mi baúl metálico. Tu rostro triste sigue pasando las cosas, intercambiándolas por algo que nunca vas a llegar a ver. Tu vestimenta te hace ver igual que a los demás. Sin embargo, yo sé que no es así. Buscás más. Y las señoras paquetas te pueden gritar, pero esas voces siempre van a quedar en lo profundo de tu estómago, porque tu corazón se volvió inmune a ese tipo de trato. Mientras paseo por alimentos multiplicados a la enésima potencia, voy mirando las caras que encuentro por el camino, concentradas, algunas en lo que tienen que cambiar, algunas otras en las cosas que tienen ellos para ofrecer. Pero ninguno es consciente de sí mismo en esa situación. Vos sí. Vos tenés algo que ninguno de los que están ahí tiene: la determinación que, en un futuro muy cercano, no te volveremos a ver allí sentada, dando de comer al láser rojo de códigos de barras.

Música

Quiero dejar volar el alma, y que me eleve.
La materializo al escribir estas palabras, pero al vivirla se me va.
Empieza el tango.
Me anudo el pañuelo rojo al cuello, y al mirarla de reojo, le digo:
-Sos libre de usarme como quieras.
Entonces se pone el sobrero, y tomándome de la cintura, comenzamos a bailar.

Fausta

Desespera Esperanza

Soñé con una paloma blanca que lloraba porque sabía que iba a morir;
y no iba a impedirlo, ya no podía, debía ser así.
Ví cómo la última lágrima rodó con su cabeza.
Desperté, y el mal cayó sobre los hombres.

Fausta

Anatomía del clown


Cada nariz, un mundo...
... detras de ella, otro...
...el mismo, conjugado.

Bipolaridad abstracta, dicotomía de la esencia humana, ambivalencia.
Ni cuerpo, ni mente, ni alma se valen por si mismos, sino entre sí, todo en uno, dividido dos.
Es el sutil paralelismo entre el yo, y el otro yo; o el que era yo, y de vez en cuando me recuerda como fui.
Comienza el show. El cuerpo se recorta del espacio (el yo), transposición (paralelismo), y mientras toca el aire, y juega, se deja moldear por el elemento que le da sentido.
Le gusta perderse, ya fuera de la realidad, para buscar hasta encontrar la suya (el otro yo).
2 de Hidrógeno + 1 de oxígeno: el agua.
2 de yo + el elemento: el clown.

Fausta


"La unica verdad , es la realidad"

Las horas

Y la noche se vuelve oscura, tanto que comienza a aclarar; y mientras tanto frío sigue pinchando mis dedos como si fuesen dagas, yo trato de escribir desde mi insomnio. No porque tenga algo que decir, sino porque me hace bien sólo el hecho de llevarlo a cabo; de tal forma que siento como el peso de las palabras se liberan y el ruido de las teclas suenan en mi cabeza como el arrorró. De todas maneras, quiero terminar mi idea sin idea antes que la realidad comience a mezclarse con el sueño...


Diego.

Una información

Para todo aquel que nos leyere, les dejo un dato interesante que encontré en Internet, en uno de aquellos ratos de aburrimiento.
http://books.google.com.ar
En esto sitio, se pueden ver desde fragmentos de libros hasta libros enteros.
Disfruten!

Sonrisa independiente

Podría ser que quizás ahora todo sea más sencillo. Existe la posibilidad que exista relación entre dónde estoy y cómo me siento. Tomo las llaves en mis manos por primera vez, escucho el tintineo de su campana, y sé desde el primer momento que acabo de embarcarme en un largo e interesante viaje. Sonrío, y miro a mis costados, encuentro mis ruidos, mis cajas, mis medias tiradas...

Diego.

Acá nomás

Mientras paseo por el frío camino de rosas, me pregunto quiénes son aquellos que voy encontrando en mi camino. Escucho a mis alrededores chicos hablando en un idioma botánico que yo no comprendo; veo a las señoras paquetas de Palermo mirando a todos lados mientras se roban las flores, cortadas cuidadosamente. Pero lo que me llama poderosamente la atención, son aquellos rostros solitarios mirando hacia la nada, mientras están sentados y cargando con el equipaje de sus vidas; y me pregunto qué sentirán. Hay veces que no importa cuánto creamos que conocemos los rostros, en esta ciudad melancólica cualquier sonrisa puede implicar cualquier sensación. De todas formas, esto no impide que uno sucumba a la tentación de acercarse y preguntar, en un susurro, "estás bien?"

Diego.

estar dentro es estar fuera

El silencio ha afilado sus cuchillos y viene a reclamar lo que es suyo: mis temores. Amenazante me observa en la oscuridad de la habitación, como si callara. Las sábanas muerden los pies, fríos, a la altura de las rodillas. Doy vueltas y todo lo demás se marea. El cuarto es ahora más chico que la cama. Y cerrado como mis ojos abiertos. Las paredes se caen a pedazos, como el resto de la casa. Nada quiere estar allí. Allí es angustia. Y es pertinaz. Allí es ineluctable, sin embargo. De allí no se sale sino entrando. Y entrar es reconocer en el caos un orden, el orden caótico que le es propio. Entrar es raro. Y es raro porque es raro. Y es reconocer la rareza (y la tautología). Entrar es obedecer con el codo, mirar con los pies, sudar con los ojos, cantar con el hígado o con las entrañas, comer un chocolate con el ombligo. Es vociferar desde la piel y hacia ella. Sentir que se vocifera. Suceder que se vocifera. Pero es una voz silente y oscilante: nunca ausente, siempre inconclusa, tan cavilosa como ignorante. Una vez dentro, salir es regocijarse en la pesadumbre. Y apesadumbrarse en el regocijo. Estar dentro es silenciar los temores (y temer). Estar dentro es atemorizar al silencio (y callar). Estar dentro, es estar fuera.

el escrito sobre lo escrito

Hallábame leyendo en el momento en que decidí escribir sobre la lectura. Y sobre la escritura. Y sobre el deseo de escribir (sobre lo escrito).
Escribía. Y pensaba continuar escribiendo en la medida en que siguiera pensando que estaba escribiendo sobre lo que estaba escribiendo.
Pensaba. Y escribía. Leía. Y pensaba que escribía sobre la escritura. Y escribía sobre la escritura.
Sólo pensaba que pensaba. Y que escribía. Y solo, perdíame en la escritura. Y en la lectura sobre la escritura. Y en el deseo de escribir (sobre lo escrito).
Dejada de lado la escritura, continué leyendo.
Mas una vez en la lectura sentí deseos de escribir.
Retomé entonces el escrito sobre lo escrito, y sobre los deseos de escribir, agregando que una vez dejada la escritura, leería. Y que dajada la lectura, escribiría.
Pensé: "es al menos curioso pensar escribir sobre lo que se escribe".
Y proseguí: "y qué curioso es pensar y escribir que es curioso pensar escribir sobre lo que se escribe".
Pero decidí no escribirlo. No mientras escribiera sobre la lectura. Y sobre la escritura. Y sobre el deseo de escribir (sobre lo escrito).

el resto de los asientos está desocupado

Estoy subiéndome a la línea 168 y antes de llegar a decir "ochenta por favor" veo al colectivero vistiendo una camisa floreada, unos pantalones cortos tipo bermuda y unas ojotas de esas que no separan el dedo gordo del resto de los dedos del pie. Algo sorprendido le observo mascar chicle con la boca abierta. No entiendo. Retiro el boleto luego de alimentar debidamente a la máquina y levanto la vista en busca de asientos disponibles. Sólo una mujer embarazada ocupa el primer asiento a mi derecha. El resto de los pasajeros viaja parado. El resto de los asientos está desocupado. El resto de los asientos está desocupado. El resto de los asientos está desocupado. Todos leen el diario. Todos llevan sombrero. Todos menos la mujer en el primer asiento a mi derecha. Esta se levanta y gentilmente me ofrece su lugar. "No gracias" digo débilmente, casi sumiso. No entiendo. Comienzo a hacerme paso hacia el fondo. Treinta segundos entre diarios y sombreros. Dos cuadras. Tres a lo sumo. Me acerco a la puerta trasera. Solicito la siguiente parada. Bajo. Espero el próximo.

padre nuestro

El Estado es ese pequeño burgués de la líneaD que divide la basura y echa todos los restos de comida en una bolsa, apartada especialmente del resto de los desperdicios, para que el chico pobre tenga la cena y encuentre cierta compensación y/o recompenza a la humillación que representa ese urgar en los desechos. Muy considerado ese pequeño burgués, no? Cómo va a permitir que el pobre se muera de hambre, cómo va a permitir que el pobre desespere. En fin, cómo va a permitir que el pobre moleste. Es preciso impedir que el pobre moleste. Adormezcamos al pobre. Que urgue en la basura, pero que encuentre. No vaya a ser cosa que se le ocurra despertar furioso de su letargo. ¡Dios no lo permita! Bien; podemos estar tranquilos, porque sabemos que Dios no la va a permitir, porque sabemos que Dios es bondadoso y caritativo, porque sabemos que su humanismo nos va a brindar el pan nuestro de cada día y nos librará del mal de un pobre despierto.
Dios o Estado. Aquél es un monosílabo, éste no lo es. No se busque mayor diferencia.

la guerra pacífica

La guerra no es más violenta que la paz. La paz no es menos violenta que la guerra: ¿qué es la paz sino el momento de los vencedores?¿qué es la paz sino el pacto de sangre?¿qué es la paz sino la firma-aclaración de una voluntad cabisbaja y legitimadora de? La paz es como la mierdra: la "r" le permite desvincularse de la mierda, que es lo propio de la guerra, pero vaya si ambos términos se parecen.
Ley ciento un... indignante ardor cutá-neo-fascista: el mundo de la paz es el mundo de la guerra subrepticia. Leí que el mundo quiere la paz mundial. He aquí la resistencia (REVolucionaria, REVulsiva, irREVerente): nosotros no queremos la paz. Repito: nosotros no queremos la guerra. La paz es REViolenta.